Muchos habrán visto la película animada buscando a Nemo, en la cual tenemos a Dory, un pececito incapaz de retener información nueva. Al cabo de un instante, se le olvida lo que estaba haciendo o lo que estaba hablando.
Pues eso no es solo una fantasía de Disney, hoy les traigo un caso de la vida real, un paciente de 28 años que es llevado a la clínica posterior a arrollamiento por un vehículo con amnesia anterógrada.
Paciente con traumatismo craneoencefálico
Esto ocurrió cuando trabajaba en una clínica traumatológica, contaba con un traumatólogo cuerpo presente las 24 horas.
El paciente lo recibe la traumatóloga de guardia, quien examina y realiza sutura de una herida en pierna derecha, posteriormente solicita que lo evalúe para presentar el caso al neurocirujano, ya que el paciente tuvo pérdida de conocimiento al momento del impacto y hacia las mismas preguntas una y otra vez como si se tratara de un paciente con Alzheimer.
La doctora me comentó que había presentado también rinorragia(Sangrado a través de fosa nasal) y que tenía una fractura de clavícula derecha, como se puede apreciar en el círculo:
Síndrome de Dory de buscando a Nemo
Evaluó al paciente sin encontrar heridas o reblandecimientos en cuero cabelludo, solo había una pequeña escoriación en la frente y restos de sangre en la región nasal. Tenía dolor a la palpación en tórax y hombro derecho por la fractura de clavícula, el resto del examen físico era normal.
La parte neurológica estaba conservada, un paciente consciente, orientado en espacio y persona, lo único que no recordaba la fecha, sin embargo, repetía una y otra vez las mismas preguntas una y otra vez:
¿Estoy bien? ¿Cómo quedó la bicicleta? ¿Llevaba casco? ¿Tengo fractura? ¿Me tienen que operar?, y repetía insistentemente que no le colocarán anestesia para dormir.
Por lo que comentaron los familiares y rescatistas, el paciente iba de regreso a su casa en bicicleta, cuando se presentó el accidente y su cabeza fue a dar con el parabrisas de un carro.
Afortunadamente llevaba el casco, sin embargo, este se partió en dos pedazos con el impacto, perdiendo la consciencia por unos minutos.
La madre después de verlo salió llorando que su hijo no estaba bien, que él no era así. Trate de calmarla un poco diciéndole que era normal que no recordará el evento y lo viera un poco confundido, por la conmoción cerebral que acababa de sufrir, que poco a poco eso iba a ir mejorando.
Aproveche la ocasión para indicarle que necesitaríamos hacerle una tomografía cerebral para descartar hemorragias, que el neurocirujano la iba a necesitar para decidir el tratamiento adecuado.
Lo pasamos a trauma shock para tenerlo monitorizado y vigilar el estado de consciencia, mientras sus familiares canalizaron el estudio de imagen, ya que en la clínica no contaba con tomógrafo operativo.
Pérdida de memoria a corto plazo (Amnesia anterógrada)
Mientras estuvo en observación, a toda persona que entraba le hacía las mismas preguntas: ¿tengo fractura?, ¿estoy bien?, ¿pero tenía el casco puesto?, ¿y cómo quedó la bicicleta?, ¿me tienen que operar?
Después que se las respondías todas y te dabas la vuelta te repetía nuevamente ¡doctor!, ¿tengo fractura?, ¿estoy bien?, ¿pero tenía el casco puesto?, ¿y cómo quedó la bicicleta?, ¿me tienen que operar?.
Paso todo el día haciendo las mismas preguntas a todos los que entraban a verlo. Unas horas más tarde salieron a realizarle a la tomografía y volvieron como en una hora.
Llame al neurocirujano y me dijo que pasaría en un rato. Cuando llego aún no había tenido chance de ver la tomografía porque fue una guardia movida.
Me fui con él para observar la tomografía en la computadora. Aquí les dejo las imágenes, obviamente no todas, solo donde se ve mejor la hemorragia:
Hemorragia subaracnoidea en región occipital
¿Lograste verla? Una hemorragia subaracnoidea en región occipital (la hemorragia es la parte donde se ve un gris más claro señalado por la flecha). El neurocirujano dijo que se podía manejar de forma conservadora, y repetir una nueva tomografía en 48 horas, o antes en caso de deterioro del estado de consciencia, le hizo las indicaciones y lo dejó en observación.
Con el neurocirujano también repetía las mismas preguntas, pero cada vez el espacio entre las preguntas se alargaba un poco y ya no las repetía tanto.
Al final de la noche pasé a verlo, ya estaba más tranquilo, me dijo que no recordaba mucho del día de hoy. Ya se escuchaba mejor, entendía y no repetía las preguntas, incluso me hablo un poco de su trabajo.
Le comenté que había mejorado mucho con respecto a como llegó, ya sabía que tenía una fractura de clavícula y que tenían que operarlo, que su casco se partió en dos con el impacto y que perdió la consciencia.
Aún no sabía nada de la bicicleta, pero definitivamente se le había pasado el síndrome de Dory.
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